Diciembre 30 de 2022

Diciembre 30 de 2022
Foto por Gabriel Camero

Hoy leí este quote en un artículo y me dejó completamente pensando que la razón que mas paraliza a los directores es esto. La presión que deben sentir, se debe sentir como una presión en el pecho, como si alguien estuviera sentado sobre ellos.

Y cuando te pones a pensar más, no es solamente el hecho que la teoría del autor los golpea de frente, que les exige ser autores, ser únicos, ser brillantes. Pero esa teoría es ampliada constantemente. En los diferentes fondos y estímulos que existen tienes que demostrar vos, como el autor, que tienes una mirada única, que tienes una historia que vos sólo sos el único que la puede contar desde esta perspectiva. Y estos fondos “aman” la originalidad, lo que hace único el proyecto.

Adicionalmente a esto, tienes que ser capaz de escribir notas de dirección que demuestren esta originalidad, que demuestres cómo vas a hacer la película vos y sólo vos, este nivel autoral que sea lo suficientemente “digno” de ganarse un estímulo. Lo que demuestra que no importa la gente que tengas a tu alrededor impregnando el proyecto con su creatividad y originalidad, sino que sólo importas vos, el director.

De allí sale un terrible mal que sucede en el cine colombiano y es que el director es director y el productor es el productor. Los directores comienzan a delegar todo lo financiero y logístico del proyecto al productor porque ellos sólo quieren ser los creativos. No quieren preocuparse con los temas terrenales de cómo realmente hacer eso que tienen en la cabeza.

Yo siento que ser director no es ser dios. Es ser la persona que pone los límites a este bosque de exploración llamado hacer una película. Y mi trabajo es no dejar que ninguno de los actores y de mis colaboradores creativos principales se alejen o se pierdan de esos límites. Que se queden alrededor de este círculo que he delimitado como el centro de la historia. Ese es mi trabajo, según lo veo.

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