El proceso creativo: mirando atrás para crear el ahora

El proceso creativo: mirando atrás para crear el ahora
Foto por Gabriel Camero Gärtner

Por Juliana Ospina Álvarez (Guionista)

El proceso de escritura de Sábado Oscuro fue algo muy singular. Nuestro director, Marco Vélez Esquivia, ideó algo muy interesante que bautizó como Mini Lab: un laboratorio de ideas donde los cuatro, Marco, David Moncada, Ana Isabel Castillo y yo nos sentaríamos a pensar ideas, a trabajar el tema, la premisa y lo que queríamos contar.

Fueron varios días en Bogotá donde nos reunimos varias horas al día a analizar diferentes tipos de experiencias, preocupaciones, motivaciones y deseos que puede tener un actor o actriz con carreras más avanzadas, y que incluso pueden ya tener créditos en varias obras teatrales y/o películas. Esta retroalimentación directa con Ana y David, que son actores talentosísimos con una amplia trayectoria, fue esencial para comprender su trasfondo y determinar qué tipo de historia queríamos contar. Esto nos ayudó a delimitar un universo que, de otra manera, podría haber sido bastante amplio.  

En este proceso anoté numerosas anécdotas personales, situaciones y vivencias que, para nosotros que no somos actores, fueron vitales para poder ponernos en los zapatos de los personajes. Después de varios días regresé a Medellín con unas cuarenta páginas de todas las notas que tomamos. Ahora el desafío era transformar todas nuestras conversaciones en un guion. Y esto era algo que nunca había hecho. Era un método de trabajo distinto, una forma de investigar diferente y un guion con un tipo de estructura distinto a todo lo que había hecho hasta el momento. De verdad sentía que nunca en mi vida me había tocado hacer algo tan difícil.

Fue tanto el susto que dejé guardado el computador con sus notas. A los veinte días me llamó nuestro gran productor Alejandro Zapata a preguntar cómo iba el proceso y le dije que sí, que iba progresando, pero realmente era poco lo que había logrado avanzar. Ahí llegaron todos los síndromes, empezando por el del impostor. No sabía si sería capaz. Nunca en la vida me había bloqueado escribiendo pero esta vez todo era distinto.

Foto en 35mm por Gabriel Camero Gärtner

Gracias a varios referentes que Marco nos había entregado, empecé a investigar cuáles de estas películas se habían escrito con un método parecido a este. Fue así como yo, que fui a una escuela de cine a estudiar guion cinematográfico durante tres años, me tocó desaprender todo lo que había aprendido. Tuve que aprender a hacer una estructura opuesta a todo lo que había hecho en la vida. Una estructura alejada del efectismo de los giros de la trama en términos de acción, concentrándonos solo en dos personajes que harían fluctuar esa estructura pero a través de sus emociones y diálogos. 

Para mí, era como ir a otro planeta. El de la libertad en la escritura lo cual era fascinante también. Pero en mi escrito anterior en este libro sobre mi experiencia en Sábado Oscuro, decía que a más libertad creativa todo se puede dificultar más, pues son los límites y obstáculos en la escritura los que impulsan la creatividad. Y si es así, pues aquí había un gran problema y era escribir un largometraje con diálogos improvisados pero con una estructura clara, donde había varias unidades de tiempo y espacio muy extensas. O sea, contadas locaciones y pocos cambios de escena. Una película intimista, más austera, concentrada solo en dos rostros y sus emociones.

Estaba perdida hasta que un día entendí que en el cine moderno estaba la respuesta.

Foto por Gabriel Camero Gärtner

Si esto no iba a ser una estructura tradicional y no iba a tener una forma de escribir convencional entonces no podía pensar en un relato clásico sino moderno. Cuando digo cine moderno me refiero al conjunto de películas que se caracterizan por romper las convenciones hegemónicas del cine clásico. Técnicamente el quiebre entre el cine clásico y el cine moderno  surge con los nuevos cines, concentrados principalmente en Europa, Estados Unidos y Japón entre 1945 y 1975 aproximadamente. 

Diversos movimientos cinematográficos como el Neorrealismo Italiano, la Nueva Ola Francesa, el Free Cinema Inglés, el New American Cinema entre otros, desafiaron las estructuras narrativas establecidas y se enfocaron en representar otras capas del ser humano, contando historias con personajes más complejos y cambiantes rápidamente, insatisfechos porque no siempre alcanzan el objeto de su deseo o incluso, en ocasiones, carecen de ellos por completo. 

Un cine de la espontaneidad y la improvisación, que prioriza las emociones. Un cine del riesgo, no del dominio o del control que caracterizaban a la institución del cine clásico. Abordando temas como la psicología humana, la infancia, la crisis de la institución familiar, el cuestionamiento al matrimonio, la infidelidad y otros aspectos de la existencia humana; o temas sociales y políticos como en el Nuevo Cine Latinoamericano.

Foto en 35mm por Gabriel Camero Gärtner

Si nuestra película iba a ser improvisada, era imprescindible que la cámara y el montaje fluyeran con naturalidad junto a los personajes. Una característica fundamental del cine moderno es su tendencia a evidenciar el artificio cinematográfico, al tener cámara en mano y fluir con los personajes dando la sensación que cualquier cosa puede pasar, incluso un foco poco preciso o una luz que estalla y satura la imagen. En esa tendencia realista, la prioridad es la vida y los conflictos internos de los personajes, lo que conduce comúnmente a la utilización de planos secuencia largos, el uso de un montaje invisible y unas puestas en escena realistas.

Muchos directores siguieron esta herencia del cine moderno incluso después del cine posmoderno que empieza en los años ochentas. Entre esos se encuentra Richard Linklater que tiene, en mi opinión, uno de los grandes hitos del cine moderno: La trilogía del Antes del (the Before trilogy), que está compuesta por tres películas espaciadas nueve años entre sí, que en conjunto relatan una hermosa y contundente historia sobre el significado del amor mientras avanzamos en la vida. 

A pesar de que ya lo teníamos como un referente para Sábado Oscuro desde el comienzo, aún no veía cómo podía ser un referente para esta difícil etapa de escritura en la que yo me encontraba. ¿Cómo podía ayudarme a salir del bloqueo?

Las tres películas tienen una estructura poco convencional, ya que se componen mayormente de largas conversaciones entre los dos personajes principales, Jesse y Celine. Particularmente, Before Sunrise puede ser una de las películas que más he repetido y, por supuesto, es una de mis favoritas de toda mi vida cinéfila. Todavía recuerdo el día en que la vi por primera vez y todo lo que me impactó y conmovió.

Es por esto que decidí tomarla como referente principal y escudriñar en su estructura narrativa. Dividí la estructura de Sábado Oscuro primero en los tres actos clásicos y luego la subdividí en cinco actos, de tal forma que cada acto quedara en una locación o espacio distinto, y que cada uno de estos tuviera preguntas dramáticas que debían resolverse al final de cada acto.

Varios elementos me ayudaron significativamente a aliviar la presión o el estrés que me autoimponía por escribir algo tan diferente a lo que usualmente hacía:

  1. La correspondencia constante que tuve por email con Marco fue invaluable. Allí conversábamos todo el tiempo sobre las ideas, la estructura, y ciertas situaciones y conflictos muy específicos del guion. 

Esta retroalimentación constante y rápida me ayudó a fluir con mayor facilidad. Sus excelentes ideas son el mejor combustible para esto. Además, sus referentes y recomendaciones de libros también fueron primordiales. Como le decía a él, es muy estimulante trabajar con un director tan creativo, lo cual paradójicamente, no siempre los guionistas tenemos la oportunidad de experimentar.

  1. El libro de John Yorke Into the Woods: A Five-Act Journey into Story fue de gran ayuda en este proceso. Fue recomendado justamente por Marco.
  2. Una de las herramientas que me resultó de gran ayuda fue un video en YouTube de mi vídeo-ensayista favorito, Michael Tucker, que tiene un canal llamado Lessons From The Screenplay. En su vídeo titulado La estructura oculta de Antes del Atardecer Tucker comparte su reflexión sobre cómo solía creer que Before Sunrise no tenía una estructura clásica, lo cual también era algo que yo pensaba. Sin embargo, con los años, llegó a la conclusión de que una de las razones por las que la película es tan asombrosa y entretenida es porque hay una estructura sólida subyacente. Solo que esta se construye principalmente a través de sus diálogos. 

De nuevo, algo que yo no había hecho nunca, y que en el caso de Sábado Oscuro sería distinto, pues Before Sunrise tiene escritos todos sus diálogos de principio a fin en su guion, mientras que en nuestro caso, los improvisaríamos, lo cual añadía un nivel de dificultad. Sin embargo, continuar estudiando, y ver este video una y otra vez, me ayudó finalmente a construir la estructura de cinco actos de Sábado Oscuro.

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