Hacer el trabajo

Hacer el trabajo
Foto por Gabriel Camero.

Hay mucho ruido sobre lo que se necesita para ser un cineasta activamente. Todo el mundo tiene un libro que necesita leer antes de empezar su proyecto, un evento de networking o un curso educativo al que debe asistir o una película que debería estudiar. No hay nada de malo en nada de eso. Excepto que muy a menudo sirve como una distracción de lo que realmente importa… Hacer el trabajo.

Si tuviera que darle un consejo a cualquier aspirante a cineasta sería este: trabaja en tu oficio todos los días. Puede parecer demasiado simplista, pero realmente es lo único que importa. Todo lo bueno que puedas experimentar en tu carrera está al otro lado de hacer tu arte.

Muchos cineastas pasan la mayor parte de su tiempo soñando con hacer algo, pero nunca trabajan para lograrlo. Lo han pensado tanto que cuando finalmente se embarcan en un nuevo proyecto se enfrentan a una sensación de temor y evasión. Intentan meter el trabajo de un año en un fin de semana y fracasan. O peor aún, se encuentran mentalmente estancados y sin poder siquiera empezar.

Me gustaría que más cineastas entendieran que “lograrlo“ como cineastas no tiene por qué ser tan complicado. Sólo requiere un pequeño —pero constante— compromiso con el trabajo, sostenido en el tiempo. Al principio, ese compromiso puede —y probablemente debería— ser mínimo. Unos pocos minutos al día pueden ser suficientes. No es diferente al ejercicio (según me dice gente que va al gimnasio).

Las personas han cambiado sus vidas al comprometerse a caminar alrededor de la cuadra durante diez minutos cada mañana. Un hábito que es fácil de iniciar, pero que inevitablemente conduce a cambios más sustanciales y a entrenamientos más complejos con el tiempo.

Lo mismo ocurre con tus esfuerzos cinematográficos. Dedicar sólo 5 minutos al día puede ser todo lo que necesitas para iniciar la siguiente fase de tu carrera. Una sesión de 5 minutos al principio del día mantiene tu proyecto en tu mente incluso mientras estás en el trabajo. Al día siguiente, 5 minutos se convierten en 20 sin que te des cuenta. Y en poco tiempo, pasarás una o dos horas todos los días trabajando en tu película. Inevitablemente, con el tiempo tus esfuerzos atraen a las personas, las cosas y los recursos que tu proyecto necesita. Sucede de forma orgánica, sin ser forzado. Es el resultado de centrarse en lo único que está bajo tu control: el trabajo.

Durante los últimos años, me he propuesto pasar un tiempo todos los días escribiendo, filmando o editando mi nuevo proyecto. Ya sea por 10 minutos o 10 horas, no importa. Simplemente no quiero que pase un día en el que pierda el impulso creativo. Hacer esto ha llevado a la creación de múltiples películas y ha atraído financiación, y ha conseguido reconocimiento en lo que he realizado.

Pero esto jamás hubiera sucedido si no hubiera tomado la decisión consciente de crear más de lo que consumo —y consumo bastante, van 319 películas este año— y trabajar en mi arte todos los días, incluso cuando no había un impulso real o una razón lógica para hacerlo. Especialmente en esos días donde parece que no hay razón para hacerlo.

Si tienes tiempo para ver una película o asistir a un evento de networking, tienes tiempo para escribir páginas de tu nuevo proyecto, ya sea el guion o la nota de dirección o de producción o una vuelta más al presupuesto. Simplemente se convierte en una cuestión de prioridad.

Desafío a todos los que no están trabajando actualmente en un proyecto a que dediquen solo 5 minutos al día a su próxima película. Podrías pasar esos 5 minutos pensando, escribiendo, dibujando, usando el Excel o cualquier otra cosa que te haga avanzar un centímetro más en tu proyecto.

Independientemente de cómo inviertas ese tiempo, te garantizo que cuando mires hacia atrás al final de la semana o del mes o del año, te sorprenderás de la gran diferencia que pueden hacer estos pequeños pasos.

Read more